"M" DE MATRIMONIO

Ayer hablamos de casamiento y adivinen...Para él todavía no es el momento indicado. (Dato: Hace 8 años que estamos juntos) Ahora bien, cómo van a querer firmar si en el fondo les estamos sugiriendo que pongan la rúbrica en un contrato de por vida, sin cláusulas de escapatoria. Deberíamos impulsar un nuevo contrato matrimonial a renovarse cada 4 años y sólo habiendo corroborado que sigamos mirándonos embelesados, que disfrutamos de hacer el amor noche de por medio, que continúan abriéndonos la puerta del auto y nosotras, intentando hacer las milanesas como las de su madre. Porque sin esto ¿Cómo se hace hoy en día para que nuestro hombre defienda el matrimonio? Imposible. En fin, por el momento tendré que aceptar el concubinato y mientras tanto, comenzaré a pensar en proponer un nuevo contrato nupcial para que, de una vez y para siempre, ellos no sufran “pannicc attack” cada vez que hablamos del tema.

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 22 de Agosto de 2009)

ODIO DECLARADO 2: LOS TELEMARKETERS

Tengo un serio problema con los telemarketers de hoy en día y para colmo de males, he tenido a lo largo de estos últimos años, demasiado contacto con ellos por culpa de la conexión a Internet, la línea telefónica, la señal de cable, los teléfonos móviles y hasta por la empresa proveedora de agua de la provincia.
Podría afirmar que soy una experta en el trato despectivo que suelen brindar estos energúmenos a quienes nos vemos en la obligación de llamarlos, aunque el maldito mensaje de bienvenida te salude alertándote que “esta comunicación está siendo grabada para su mejor atención”
¿A esos chiquilines no los alertan? ¿Es cierto que graban mi conversación? Si es así, todavía no entiendo por qué ningún superior haya decidido hacer algo con esos jovencitos inescrupulosos que creen que dispongo del tiempo del mundo para mantener una tertulia con ellos.
Realmente marcar esos 0800 es una de las cosas que más detesto en el mundo, no sólo por la cantidad de minutos que me hacen perder a diario, sino más que nada por el tono exagerado que utilizan cuando estás por cortar envenenada y ellos agradecen tu llamado, ¡Mentira! Están rogando que no los llamemos nunca más.
Otra costumbre que detesto de estos trabajadores, es que por las dudas y antes que les hayas compartido tu inconveniente, te responden que “no va a ser posible”. Permítanme preguntar ¿Para qué disponen de un puñado de jóvenes inexperimentados atendiendo al cliente, si el cliente que los llama nunca tiene la razón? ¿Acaso no era la inversa, una de las más importantes leyes del Marketing? ¿Cuál es el objetivo de adquirir computadoras, equipos y centrales telefónicas para hacerle creer al cliente que tendrá una respuesta, si la mayoría de las veces no las tiene?
Ni hablar de lo que sucede cuando en medio de la puteada, esgrimís una frase que creíste matadora para ganarle a aquellos desalmados telemarketers y los muy irrespetuosos toman tu comentario como puntapié para derivarte a otro sector… ¡Imposible! Te dejan horas colgada al “ta ra ra ra ra ra ran, ra ra ra ran…” para después volver a saludarte y preguntarte “¿En qué puedo ayudarlo?” ¡Evidentemente en nada!
Odio también las ciento cincuenta veces por minuto en las que te agradecen por haber aguardado en línea y en las que te piden disculpas por la demora, preferiría que utilizaran ese mismo tiempo en solucionar la conexión a Internet, que hace días que está caída junto con mi vida social y laboral.
Y Ojo con que te atienda el “nuevo”, ese al que se le quemaron los libros y cansado de escucharte rezongar, sumado a que no sabe qué hacer porque entró hace dos días, te corta el teléfono sin vueltas y vos sin saberlo te quedaste monologando durante cinco minutos para luego descubrir que la línea está muda porque del otro lado colgaron sin siquiera notificarte que lo harían. ¡Qué vergüenza!
No conozco todavía una sola empresa que esté trabajando con ese personal, salvo que en la descripción de su tarea esté detallado el temita este de “Nunca dar respuestas satisfactorias al cliente”.
Si hago un poco de memoria, podría pensar en un recurso que en algún momento me resultó, pero que ya es historia del pasado: pedir por un supervisor. Evidentemente descubrieron que iban a necesitar más supervisores que telefonistas por lo que ahora, cada vez que pedís por uno de ellos, siempre está ocupado.
La mejor de todas me la hizo un tal Tobías (de la empresa de telefonía móvil), cuando le dije que si no me daba una solución daba de baja automáticamente el servicio (haciéndome un poco la mala para asustarlo) a lo que me respondió sin dudarlo -Ok, comencemos entonces el proceso de baja-. Por supuesto que en ese momento la que colgó el teléfono sin avisar fui yo, porque si bien el servicio era una porquería, perder el número para luego comprar otra línea nueva es una tarea demasiado engorrosa, así es que decidí cortar la conversación y practicar el arte de la paciencia con la empresa en cuestión.
Lo más complicado de todo esto es que, lejos de desaparecer, esta plaga de los telemarketers está expandiéndose ilimitadamente y resulta que ahora no solo tengo que protestar con los que me atienden irrespetuosamente, sino que también tengo que hacerlo con las maquinitas estas que te llaman cada dos horas, con mensajes pregrabados para ofrecerte el auto de tus sueños, las vacaciones ideales, el seguro de tu hogar y mil productos mas… ¿Habrá alguien que se siente a escuchar la oferta?
Definitivamente el problema que tengo con estos chicos es serio y lo que es peor aun, no logro que se revierta y mucho menos que me solucionen lo pedido.
Tendré que acostumbrarme o comenzar a pensar en vivir sin teléfonos móviles, Internet por banda ancha, cable, luz, gas, agua, etc. para lo cual debería analizar la posibilidad de emigrar al campo y vivir de lo cultivado. Algo que por el momento no haré, por lo que comenzaré a aceptar esta nueva plaga de telemarketes pregrabados que te acosa permanentemente y que ni siquiera te da el espacio, como los otros, para hacer catarsis de vez en cuando.

Por Julieta Gáname

X DE EX NOVIO

Amo Internet pero esto es ¡Too much! Además de tener que bancar a gente que escribe palabras con muchos !!!!!! aunque hayan pasado años sin vernos, también tengo que aguantar que “Ex Novio” (del que pude deshacerme con 5 años de terapia) me pregunte ¿Cómo va la vida, linda? Todo bien con el ciberespacio pero no era necesaria tanta exposición pública. “Ex Novio” debería ir desapareciendo y estas herramientas de contacto virtual también, por tirarnos abajo tantos esfuerzos. Es obvio que fueron creadas por un hombre que pensó en reunir a todos sus ex filos para cumplir su sueño de una orgía on line con todas las letras.
¡Hasta acá llegué! “Ex Novio” seguirá escribiendo pero yo cierro mi espacio antes de caer en la tentación.
Ex Novios Abstenerse, si vuelven a contactarnos por este medio, nos encargaremos de la venganza que, les aseguro, será el verdadero placer de las diosas!


Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 15 de Agosto de 2009)

¡¡¡HUMOR ROSA ACABA DE PARIR A SU PRIMOGÉNITA!!!


Si bien hasta ahora sólo subí post temáticos, en esta oportunidad tengo el agrado de escribir una novedad que, para quien les escribe, es maravillosa.
Parece ser que "Humor Rosa" está dando sus buenos frutos y acaba de parir una hija...
Así como leen, acaba de nacer la primera columna íntegramente dedicada al tipo de humor al que ya las/os tengo acostumbradas/os...esta vez bajo el nombre de "Confesiones en Rosa"
Los invito a que la busquen en los Kioscos, los días sábados. Para eso tendrán que pedir el diario Día a Día y luego de informarse, me encontrarán en el suplemento Mujeres al día (suplemento recomendado al 100% tanto para mujeres como para hombres...sin desperdicio!).
Allí me encontrarán en una columna que me permite seguir expresando mis sentimientos y experiencias y por supuesto, encontrame con todos ustedes!!!
Ojalá les guste tanto como a mí!!!
Un abrazo desde este lado de la pantalla...
Julieta (La chica Rosa) :)

ODIO DECLARADO 1: EL 2x1

¡¡¡Detesto el 2x1!!! Y lo digo con el sustento de la comprobación empírica pertinente. No hay vueltas que darle, mal que nos pese, el súper se ha vuelto un atentado terrorista contra nuestra “sanidad mental solterística”
¿Dudan de mi afirmación? Luego de un análisis pormenorizado del mercado y lo que se ofrece al consumo, he construido una premisa indiscutida: Todo lo que queramos adquirir en oferta, todo aquel beneficio para que el gasto sea menor, está pensado para “la parejita feliz”.
Debido a lo anterior, “ser sola” parece ser, hoy en día, una mala palabra. Si sos sola no podés disfrutar del jabón en polvo por 5 Kg. a precio familiar, evidentemente porque no sos “familiar”.
Ni hablar de las promociones en las que pagando un Shampoo, te llevás otro de regalo, de lo mucho que tardaría en usarlo se volvería añejo (y no porque el aseo personal no sea uno de mis fuertes, sino por la poca cantidad de shampoo que gasto al mes, aun usándolo diariamente).
Las gaseosas en pack también son un problema, imagínense que con las pocas horas que paso en casa, exactamente 5 miserables horas (8 al día dedicadas al ámbito laboral, 2 más para traslados, otras 8 de sueño para recuperar el cuerpo cansado, y alguna que otra más invertida en sobrevivir a cortes de avenidas, piquetes camino al trabajo y derivados, que están a la orden del día, contabilizan un total de 19 hs.) el consumo personal de bebidas, alimentos y demás productos domésticos es bastante escaso, por lo tanto, cualquier gasto exagerado de bebidas sería innecesario así es que tampoco puedo acceder a dichas promociones.
Los perfumes para ropa vienen por dos, los paquetes de salchichas proclaman “pague un paquete y le regalamos otro”, la mayonesa viene en envase familiar también, las toallitas vienen en versión económica para todas las mujeres de la casa y, para colmo de males, vengo a descubrir que hasta el cepillo de diente trae 2x1 y, salvo que mi can decida cuidar su limpieza bucal, está sobrándome un cepillo.
Pero ojo, esta realidad lejos de limitarse a los supermercados está desparramándose por todo lados con promociones exclusivísimas a las que las solteras no podemos acceder: “Pagá sólo 99 US$ ida y vuelta a Lima en base doble” Declara la vía pública. “-¿Querés ir al cine?-“ Pregunta la revista del cable…-¡Claro!- Contesto yo. Pues bien, “-Nosotros te regalamos el 2x1-“ Vuelve a decir la publicación… ” -Ok, no iré entonces-” porque no soy dos, por más que esté excedida en peso por ahora sigo siendo “una solita” en contra de las promociones para parejas felices.
Definitivamente no encajo en este juego de pares. Voy por la vida sorteando obstáculos promocionales porque de ninguna manera somos dos y al parecer, por un buen tiempo tampoco lo seremos.
Me pregunto si será muy difícil que, por una única vez, las personas responsables del marketing, la publicidad o lo que sea, puedan plantearse la posibilidad de “Vení sola y te regalamos el pasaje de vuelta” o “Comprá una sola gaseosa y por ser sola te regalamos otra”.
Marketineros, Publicistas, Empresarios: Les pedimos una sola excusa para poder sentirnos parte, una sola excusa para dejar de odiar el súper, el cine, los viajes y de paso, el asiento de atrás del auto cada vez que una pareja nos acerca hasta casa.
Prometemos que, si por una “uniquísima” vez lo hacen, intentaremos reunir a todas las demás solteras desparramadas por el mundo, para que la promoción sea un éxito. Prometemos que de hacerlo, les devolveremos con creces el gesto porque nos harán sentir tan felices, tan llenas, tanto más bonitas que, por ahí, hasta conseguimos un buen amante y comenzamos de una vez por todas a hacer uso y abuso de las promociones 2x1 que tanto detestamos hoy en día.
Quedamos a la espera…

Por Julieta Gáname

VEINTITANTOS

Hace ya siete meses que peregrino por el camino de las veintiséis velitas sopladas en mi última fiesta de cumpleaños, mi abuela diría que en realidad estoy caminando los veintisiete porque según su teoría, que no pienso aceptar, a los veintiséis ya los abandoné hace rato.
Lo cierto es que, por donde se lo mire, ya no soy una chiquilina apurada que sale al encuentro de su primer amor al zaguán de su casa, o que se esconde en cualquier esquina para besarse desenfrenadamente sin que nadie la vea.
En este cuerpo ya existen dos décadas y pico de revoloteo, variadas experiencias positivas y algunos resultados desalentadores.
Si bien para muchos veintiséis años no es nada, algo que me encantaría creer, ya comienza a sobrar cuerpo, ablandarse la cola, arrugarse la cara y achicarse los ojos en el intento de leer, por lo menos, la última fila de letras en la pantalla del oftalmólogo.
Y aunque haya tratado de evitarlo por años, ahora también puedo decir que soy una más del montón de mujeres que deposita su confianza en los posibles resultados de las cremas antiedad, persiguiendo desesperadamente cualquier nuevo descubrimiento que me evite el sufrimiento de pisar el gimnasio, pero que por su eficacia, logre brindarme los mismos resultados.
Desde aquel maldito día (siete meses atrás) mi cuerpo cambió junto con mis patas de gallo. Alrededor de la boca comienzan a presentarse los rasgos de una juventud perdida y ni hablar de las pequeñas e imperceptibles marquitas esparcidas por todo mi cuerpo pero, por sobre todo, en muslos, piernas y demás contornos.
El paso del tiempo (por más mínimo que parezca) hace estragos con nuestro frágil cuerpo femenino que, cansado de luchar, deberá seguir peleando aunque más no sea para conseguir una imagen mínimamente digna con la llegada del verano y el maldito bikini.
Recetas caseras, geles, cremas frías, tónicos, bálsamos de todo tipo y demás ungüentos, desfilan por mi cuerpo impunemente, intentando evitar los aterradores aparatos de gimnasio y por sobretodo, la evidencia de la escasez de coordinación en las extremidades de mi cuerpo para seguir los pasos de una perfecta profesora de aeróbica.
Por el momento, seguiré experimentando e investigando la infinidad de fórmulas existentes para combatir la debacle corporal que se aproxima.
Aunque si la realidad se impone ante mis ojos testarudos y no encuentro otra alternativa alentadora, tendré que visitar aquellos salones en los que pueda pagar por adelantado para sentirme orgullosa por hacer algo, aunque eso signifique regalar meses enteros de cuotas para no volver a pisar nunca más por aquellos tediosos lugares.

Por Julieta Gáname

GUARDARROPA DE INVIERNO

Aprovechando que estaba sola en casa, me dispuse a sacar del vestidor cada una de las prendas existentes para identificar lo que mantendría en mi poder y lo que no para la nueva temporada.
En ese arranque de orden, acomodé también la ropa de mi querido concubino con quien comparto el guardarropa (Por desgracia para él porque utilizo el 80 % del espacio).
Entonces caí en la cuenta que además de invadir un 30 % de su lugar, entre sus cosas también hay ropa mía, algo contradictorio a mi repetida frase de: “no tengo qué ponerme”.
Luego de clasificar cada prenda, saqué las bolsas con la ropa del invierno pasado: 10 bolsas XL rotuladas con mi nombre y sólo 3… de él. (Evidentemente tenía que terminar mi tarea antes que él llegara, porque aquel suceso generaría discusiones).
Visto desde arriba mi cuarto era una imagen impactante: prendas desparramadas en la cama y más de una docena de bolsas de ropa.
Terminé con las remeras y las poleras para pasar a los sweters (punto aparte mis congéneres porque de todos los que tenía sólo pude rescatar 4 que seguían vigentes). Continué con las camperas y en este punto descubrí algo horrendo: tenía 14 prendas que hacían las veces de abrigo pero ninguna podía llegar a protegerme de los 6º que acusaba el televisor.
Espantada, decidí seguir con sus 3 escasas bolsas y para mi sorpresa sus tres camperas seguían siendo las “adecuadas” porque todas abrigaban. Insisto, todas sus prendas del invierno pasado volvieron al placard para cumplir su cometido. Yo, en cambio, continuaba en la encrucijada de clasificar entre inservible y reutilizable
Entonces decidí tomar nota de lo que necesitaba para el próximo invierno: primero que nada entendamos que por más que haga frío, podemos lucir una figura estilizada si elegimos aquellas opciones que nos sienten bien y que sean de fibras adecuadas para bajas temperaturas.
Con respecto a esto, tenemos que adquirir varias prendas que, preferentemente, sean de lana o seda ya que ambas son las más aconsejables para el invierno ¿Cuero? NOOO!!! Es cierto que resistirse es casi imposible pero, por más bonito que sea, no nos abriga sino que hace las veces de “rompevientos” salvo que tenga incorporado algún tipo de piel.
Y para no permitir que el frío nos haga tiritar, sigamos los consejos de la abuela y usemos alguna remera de algodón que proteja nuestra pancita.
El polar es un excelente aliado en días de frío intenso aunque para formalidades no es el adecuado.
Si hablamos de básicos conviene tener, por lo menos, un abrigo impermeable para cuando llueve y otro que nos abrigue en días secos.
También prestemos especial atención al lugar a donde iremos porque ¿Cuántas veces hemos estado a punto de sufrir deshidratación por tener que permanecer con el abrigo puesto ya que la remera que habíamos elegido no estaba en condiciones de ser mostrada? Lo ideal es tener un muy buen abrigo que podamos quitarnos por tener además la ropa adecuada abajo.
Como regla general, a la hora de adquirir sacos largos prestemos atención al cinto para que podamos resaltar nuestra cintura.
Como accesorio es aconsejable una buena bufanda o chal bien abrigado, que a la vez combine con nuestras prendas y, para las más osadas, un gorro será una fantástica opción para sentirse más protegida.
Imprescindible tener un buen sweater en color negro y otro de algún color neutro. ¿Poleras? Por lo menos tres en tonos básicos (blanco, negro y otro que nos guste y podamos usar frecuentemente. Lo importante es tener prendas que resalten nuestro cuerpo y accesorios que sirvan para realzar el vestuario.
¿Y mi habitación? Él llegó antes a casa y estuvo a punto de desatar la tercera guerra mundial por mi exceso de vestuario, entonces decidí recordarle lo bien que me sentía vistiéndome hermosa para él por lo que decidió ayudarme a ordenar la ropa para disfrutar de un buen momento juntos pero, por supuesto, con la cama desocupada.
¡Nos seguimos leyendo en la próxima!

Por Julieta Gáname (Texto publicado en Revista Bella para la sección BELLA/IMAGEN - Julio/Agosto de 2009)

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)