
Acá va una pequeña lista, como para empezar a ilustrar lo que les digo...
1. La inhumana reacción que algunos hombres tienen cada vez que terminan de hacer el amor, cuando sin ningún tipo de explicación, giran en dirección contraria a la nuestra, en unos aproximados ciento ochenta grados y se disponen a dormir plácidamente con la sensación del “deber cumplido”, mientras que nosotras todavía estamos saboreando el último beso y/u orgasmo.
2. La necesidad absoluta e interminable de dejar, por todos los rincones de la casa, ceniceros llenos de cigarrillos de por lo menos tres días, sin ánimos de vaciarlos ni por casualidad.
3. La obsesión desmedida por el fútbol que deriva en ataques de llanto, trompadas a la pared con posterior visita al hospital más cercano, gritos con decibeles impredecibles durante noventa minutos, embobamiento con riesgo de hipnosis frente al televisor, tatuajes del escudo de su cuadro favorito en zonas visibles de su cuerpo, adquisición de merchandising variado del equipo que apoyan, entendiéndose éste como: billeteras, vasos, tazas, remeras a millones, gorros, y miles de etcéteras que valen fortunas.
4. La imposibilidad de combinar, en su vestimenta, más de dos colores de manera coherente.
5. La manía de tildar a nuestras amigas del alma de: locas, exageradas, putas, mentirosas, cínicas y/o superficiales.
6. La maldita costumbre de mojar la tabla del inodoro donde quiera que estén, a la hora y en el estado de sobriedad-ebriedad que sea.
7. La acatación al pie de la letra a nuestros gritos del tipo de: ¡No me llames más! ¡Ni se te ocurra volver! ¡Hacé lo que quieras, me da igual! Que en realidad quieren decir: llamame por favor apenas llegues a tu casa. Ni se te ocurra borrarte porque estoy recontramil enamorada. Bajo ningún punto de vista podés estar con cualquiera ni salir con tus amigos sin mí.
8. El poco esfuerzo que le ponen al buen trato con sus respectivas suegras es decir, nuestras propias madres.
9. La nula audición (al segundo de dormirse) cuando nuestro primer hijo llora, con decibeles por demás superiores a los aceptables, porque tiene hambre.
10. La subestimada opinión que emiten cada vez que volvemos de nuestras reuniones cien por ciento feministas.
11. La escasez de recursos creativos para inventar algún juego animado, para divertir a nuestro hijo de dos años cuando nosotras no estamos en casa.
12. La escasa importancia que les dan a sus promesas del tipo de “mañana te llamo” y no vuelven a contactarse con nosotras por el resto de su vida.
13. La necesidad inminente de dejar en claro que mejor “vamos despacio” cuando podrían evitarlo.
14. La necesidad de juntarse, pase lo que pase, con sus amigos todos los viernes a las nueve de la noche.
15. El amor desmedido que tienen por esa remera que su madre les regaló a los 12 años y que a los 30 todavía insisten en usar.
16. La maldita pregunta “¿Tanto frío tenés?” que pronuncian cada vez que nos acurrucamos contra su pecho para recibir un poco de ternura.
17. El rechazo absoluto que tiene por las tareas culinarias.
18. La inmovilidad absoluta cada vez que nos predisponemos a limpiar la casa.
19. La falta de cooperación cada vez que pronunciamos la frase: ¡No tengo nada para ponerme!
20. La costumbre de desparramar por el baño: calzoncillos, remeras, pantalones, medias, y algunas cosas más, cada vez que salen de bañarse.
21. Que no se les caiga ni un solo halago después que pasamos horas vistiéndonos y arreglándonos para ellos.
22. Que para ir a casa de nuestros viejos, tengamos que persuadirlos durante días porque de lo contrario no irán.
¿Algo más? Sí...que nos sea leve!!!
Por Julieta Gáname
1 comentario:
ME GUSTA ES MUY REAL...ALGUNAS ODIAMOS OTRAS COSAS MAS PERO EN TERMINOS GENERALES ES ASI!!!
ME ENCANTOOOO BS. PATRI
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