SUEGRAS-NUERAS: UNA COMBINACIÓN EXPLOSIVA!!!


Había preparado minuciosamente cada uno de los detalles del viaje. Quería que todo saliera perfecto porque, en definitiva, íbamos a tener que hacer “buenas migas” por el resto de nuestras vidas.
Él estaba expectante y me decía a cada rato que el encuentro iba a salir de mil maravillas, pero en el fondo yo sentía un poco de inseguridad, al fin y al cabo conocer a “la suegra” no suele ser (según mi humilde experiencia) el momento más regocijante de nuestras vidas.
Teníamos que viajar porque su familia vivía en otra provincia, lo cual era más difícil todavía porque no sólo nos conoceríamos (ella y yo) sino que además tendría que dormir en su casa.
Llegamos casi al medio día (debo admitir que fue el peor viaje de mi vida, pasé por todos los estados de neurosis conocidos y por conocer) quería causar una buena impresión, al fin y al cabo él me interesaba mucho y era condición necesaria que sus viejos me conozcan (sobretodo porque habíamos decidido mudarnos juntos, a modo de prueba piloto por supuesto)
¡Llegamos! Me dijo entusiasta, pero mi nivel de ansiedad era tal, que tuve que bajarme del auto (antes de entrar al restaurante en el que nos esperaban para almorzar) respirar hondo y llenarme de coraje para enfrentar tamaña situación.
Ya estaba jugada, había llegado hasta ahí para mostrarle a la “Reina Madre” que no quería robarle a su nene, ni iba a competir con ella en la cocina (porque sabía que saldría derrotada y no iba a arriesgarme).
Sólo quería conocerla (con banderita blanca para no generar una guerra suegra-nuera) porque para él era muy importante.
Días antes del viaje me había encargado en persona de comprar una caja de exquisitos bombones artesanales (y muy regionales) para mostrarle que “yo era una chica bien”, educada y no iba a llegar a su casa con las manos vacías (Sí, tienen razón sólo quería chupar alguna que otra media para intentar que la cosa se haga más amena) en definitiva ¿Qué suegra no estaría contenta con una caja de bombones?… ¡Con lo que nos gustan los chocolates a nosotras!
Todavía en la puerta, imaginaba a aquella Sra. que, a partir de ese día, se convertiría sin vueltas en ¡MI SUEGRA! (puaj!)
Él comenzaba a impacientarse por lo que decidí entrar. Mi novio, como todo un caballero que era (en ese momento hubiera preferido que no lo sea) me abrió la puerta y me hizo ingresar primera, ni bien entré me encontré con una mesa de 20 personas porque a mi amorosa suegra se le había ocurrido invitar a amigos, conocidos, ex amigos y todo aquel que pasara por el frente del resto para hacerme vivir un momento incómodo…la muy yegua! (con el tiempo descubrí que esos almuerzos eran cotidianos y que no había sido mal intencionado, pero ese día LA ODIE!)
Como se imaginarán, no la conocía (tampoco a mi suegro) sólo había visto alguna que otra foto pero no la recordaba con precisión.
Cuando nos vieron llegar, se levantaron (suegra y suegro) a darme la “tan grata bienvenida” (en ese mismo momento hubiera querido desaparecer de la faz de la tierra)
Ella, una diosa!!! Flaquísima, súper canchera, divina (para ese momento mi nivel de estrés había superado los límites previstos y mi cara parecía de unos 15 años más, sumado al cansancio del viaje).
Como nos quedamos mirándonos, mi suegro tomó las riendas del encuentro y me apretujó en un abrazo sincero (lo adoré, mi suegro era lo mejor!) Luego de ese efusivo saludo, ella vino a mi encuentro, me abrazó por compromiso (como suelen hacer las suegras frente a sus hijos) y me miró de arriba a abajo, acto seguido le entregué los bombones sonriendo, a lo que la muy cínica respondió: GRACIAS QUERIDA, PERO LAS COSAS DULCES NO ME GUSTAN!!!
Sí, sí, sí…así como leen, al frente de 20 personas (todos amigos de ella) me dijo que no le gustaban los bombones…que papelón!, (en ese momento me juré a mi misma que jamás haría algo así con mi hijo varón ¡Salvo que la chica en cuestión no sea la adecuada para él, por supuesto!) podría haberse guardado el comentario o por lo menos podría haberlo dicho sólo para que yo la escuchara, pero no, todos supieron que la nuera (esa que venía a declarar el robo sistemático de su “nene”) había traído bombones, algo que ella detestaba.
Chicas…el peor momento!!! Créanme…
Hoy, a dos años de aquel desagradable encuentro la quiero con toda mi alma y descubrí en ella una mujer encantadora con la que disfruto y comparto muchas cosas…pero aquel día no voy a olvidarlo jamás, marcó un antes y un después y fue algo que (evidentemente) tuve que trabajar con mi terapeuta…
Suegras-nueras: una combinación explosiva aunque necesaria y enriquecedora en algunos casos como el mío…pero el primer encuentro (que siempre llega) inminentemente se torna un desafío interesante.
Aunque apuesto que, en la historia de las presentaciones familiares, nadie ha vivido una situación como ésta, las desafío a la “peor presentación suegra-nuera”…porque si hay algo que no podemos negar es que las suegras, para hacernos pasar un mal momento, son de lo más creativas…!
Adelante, mujeres! Expláyense…
Por Julieta Gáname

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)