EL COMPLEJO DE ELECTRA Y ALGUNAS COSITAS MÁS...


El “complejo de electra” propuesto por Carl Gustav Jung en el mil novecientos y pico, llega para hacerle frente su contraparte, el “Edipo”, propuesto por Freud. El primero, consiste básicamente, en una atracción afectiva de la hija mujer a la figura paterna, para explicar la maduración femenina.
Según Carl, este “complejo de Electra” es algo común que afecta a la mayoría de las niñas en algún momento de la infancia, generando un “enamoramiento o admiración” hacia la figura paterna del hogar.
Lo cierto es que, independientemente de lo que Jung haya dicho, en el vínculo padre e hija existen algunas cuestiones más, además de “Electra”, que en el día del padre no podemos pasar por alto, a saber:
  • La hija mujer, en la mayoría de los casos, es la preferida del padre, logrando con esto, todas aquellas cosas que mamá no haya podido conseguir jamás, incluso la extensión de la tarjeta de crédito.
  • La hija mujer además, conseguirá que el padre la lleve de paseo al Shopping un domingo por la tarde, le compre la ropa más costosa y luego la lleve a tomar un helado gigante. Tres cosas que, ante igual pedido de su esposa, él responderá: 1) “El domingo no voy a ningún lado porque tengo que ver el resumen deportivo”. 2) “Seguís gastando plata en ropa y yo cada vez tengo menos lugar en el vestidor”. 3) “Seguile entrándole a los postres nomás… después no me digas que estás gorda, eh!
  • Por más “feita” que sea la criatura, para el padre será la nena más bella del mundo y la llenará de elogios frente a cualquier persona mientras que, a la madre, le recordará una y otra vez la importancia de las dietas (esto también sucederá en público, por supuesto)
  • En cada acto escolar de la niña, el padre le tomará miles de fotografías, la filmará durante horas y la llenará de aplausos sintiéndose orgulloso de su hija, sin embargo cuando su mujer lo invite a visitar la exposición de pintura en la que participa, él dirá que esas no son cosas de hombres y brillará por su ausencia.
  • Cada vez que las efemérides indiquen el día “de la hija” (si es que existe ese día, claro) el padre lo recordará religiosamente y le llevará de regalo una muñeca con vestido de princesa, mientras que “al día de la esposa” lo pasará por alto y si su mujer pone en evidencia el olvido, él lo justificará diciendo que tiene demasiadas cosas como para andar en detalles tan “menores”.
  • Para el día del padre, ellos se cansarán de repetirle a sus hijas que no necesitan regalos costosos para ser felices porque demasiado con tenerlas a ellas en sus vidas, mientras que a su mujer, le reprocharán una y otra vez aquel regalo de cumpleaños prometido que nunca llegó a sus manos.

Al parecer, no tenemos demasiado para quejarnos todas nosotras, las hijas mujeres, así es que les propongo que mañana domingo abracemos fuerte a nuestros papis y les recordemos (aunque ya estemos pisando los treinta y pico) lo mucho que los queremos y necesitamos ahora, que además de hijas mujeres, estamos ejerciendo el rol de esposas con nuestros respectivos maridos. ¡Una de cal y otra de arena!


Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 19 de Junio de 2010)

Nosotras y el mundial: ¿Qué hacer en tiempos de fútbol?

Si nos sobraban motivos para sentir que molestábamos en sus rituales de fin de semana, desde hace un tiempo y por bastante más, sumamos uno nuevo a la lista: el mundial de fútbol.
Desde que larga “la previa futbolera” y hasta que termina, nos cansaremos de escuchar conversaciones idénticas entre él y sus amigos, en las que una y otra vez discutirán acaloradamente decisiones del tipo de poner a un jugador u otro, tácticas de juego, mejor estrategia en la cancha, la concentración ideal y lo mucho o poco que cuestan las remeras celestes y blancas. Y lo que es peor es que, por muy interesante que sea nuestro “aporte” a las conversaciones en cuestión, durante la época “mundialera” dejaremos de ser sus mujeres para pasar a ser simples “esclavas” o lo que es peor, “arbustos” que deberán correrse del frente cada vez que nos pongamos delante del preciado televisor.
Como sea, no podremos zafar de estas conversaciones monotemáticas porque además de ellos, nuestros compañeros de oficina discutirán durante horas por lo mismo y en cada charla familiar, en la que haya más de dos hombres, el “tema” elegido serán esos once jugadores que disputarán la copa.
Debo admitirles que, aunque disfrute de ver algún que otro partido de vez en cuando, esto es una plaga difícil de controlar, todo se llena de celeste y blanco (y cuando digo todo es TODO), los hogares se preparan para la fiesta (que se disputa en el otro extremo del globo) los asados se vuelven moneda corriente y por supuesto, el alcohol comienza a adueñarse de nuestros hombres que, de cada partido, harán una excusa para reunirse con sus “amigotes”, esos que ensucian nuestro departamentito a más no poder cada vez que llegan de visita.
Sin embargo y aunque parezca demasiado, el tema no termina ahí sino que se potencia porque inevitablemente éstas situaciones de “hincha furioso del mundial” no se limitan a los partidos en los que Argentina dispute el triunfo, algo que aceptaría sin problemas, sino que todo aquel partido del mundial (aunque jueguen dos países que no hayan escuchado nombrar jamás) será la clave para la “juntada masculina”, con cervezas de mano en mano, kilos de carne y comida variada, y como si fuera poco, el pedido exagerado de “do not disturb” en cada conversación que tengamos, o intentemos tener con nuestros hombres.
De repente, y estando a escasos días del campeonato mundial, se vuelven unos autómatas sin remedio, con los que no podés contar ni para que te alcancen un vaso de agua y mucho menos para tareas que requieran de cierta inteligencia o atención, por supuesto.
Entonces, la pregunta del millón… ¿Qué nos queda a nosotras en estos tiempos de fútbol? No mucho mis queridas, salvo reunirse con amigas (porque estarán en la misma situación que nosotras), tomarse unos mates con nuestras madres, y si él paga la tarjeta de crédito, salir de Shopping y reventarles el saldo disponible, porque de ninguna manera advertirán que llegamos con cientos de bolsas, se los juro.
¿Quedarse con ellos e intentar compartir una actividad en “equipo? Nada más lejano, porque invariablemente ante nuestros comentarios “poco felices” para ellos, sólo escucharemos un “shhhhhhh” generalizado que nos hará sentir más inútiles de lo que nos sentimos una vez cada cuatro años con la llegada del mundial.
En fin, es nuestro tiempo y ante la inminente realidad, comencemos a disfrutar de una soltería al cien por ciento hasta que el campeón mundial haya obtenido su copa. ¿Punto a favor? No corremos riesgo de “gorreo” bajo ningún punto de vista porque ni para eso perderán un minuto de los partidos, se los aseguro.

Por Julieta Gáname (Texto publicado en la Guía de Supervivencia Femenina de Ay Love - www.ay-love.com )

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)