Matamoscas…siempre a mano

Sin dudas existen tantos tipos de mujeres, como estrategias masculinas para enamorarlas. Sin embargo en esta oportunidad, vamos a hacer hincapié en una sola tipología que, en mi opinión, atenta contra todas las demás mujeres que podrían andar cerca de ella: La mosquita muerta.
Este tipo de espécimen femenino se muestra sumisa y debilitada la mayoría del tiempo, aunque en realidad sea invencible y lleve adelante tácticas premeditadas poco “saludables” para el resto, siempre en pos de su objetivo.
La mayoría del tiempo, creerás que “la mosquita muerta” es sentimental sin cansancio, sensible por naturaleza y frágil como un bizcochuelo de limón, pero lo cierto es que cada vez que pueda, caminará sobre las cabezas de sus pares sin el más mínimo reparo o consideración.
“La mosquita muerta” es obstinada y egocéntrica, y aunque parezca de lo más bondadosa, esconde en su interior un sinfín de maldades jamás confesadas.
Siempre tiene un plan y un objetivo masculino bien definido que, para colmo de males, casi siempre será el mismo hombre que a vos te quita el sueño desde hace años.
Por lo general se muestra recatada e intenta pasar desapercibida para lograr calladamente sus objetivos maliciosos.
Aparenta ser tímida y calladita aunque a puertas adentro y en confianza, suele ser provocadora y bastante pervertida, confirmando el hecho que no le importará un comino si está en el medio entre vos y tu hombrecito, porque justamente para eso han venido al mundo.
Su táctica es materia archi conocida para nosotras, aunque ellos juren y perjuren que no pueden advertir sus ocultas intenciones.
Cada sonrisa tímida esconde un secreto oscuro que la llevará a obtener siempre lo que quiere y a cualquier precio. Atrás quedará tu amistad con ella, la buena onda y lo muy “chica bien” que aparentaba ser.
¿Qué hacés ante una de estas mujeres? Nunca intentes poner en evidencia a una “mosquita muerta” porque tendrá la suficiente cintura como para hacerte ver como una “mujer alterada” y “perseguida”.
Mejor mantente alerta, observala en silencio, no les des el lugar que está buscando y de paso llenala de silencios iguales a los de ella para ver como reacciona ante tanta igualdad de condiciones.
Como sea, tené mucho cuidado si una de estas especímenes anda cerca y aprendé a utilizar tus artimañas femeninas para detectarla al instante porque por lo general, pasa inadvertida hasta el mísmimo momento en el que se cruza ante tus ojos sonriente por estar muy aferradita de la mano de quien, hasta ese momento, era el amor de tu vida y te quitaba el sueño noche de por medio... ¡Creeme, lo mejor es mantenerse alerta y lo más lejos posible de ellas...todo el tiempo!

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 23 de Enero de 2010)

“EL” tema crítico del mundo femenino

Finalizamos, a tientas, un año más. La buena noticia es que nos quedan trescientos y pico de días por delante, para trabajar en aquello que nos propongamos.
Con el nuevo calendario, llega también mucho de renovación, desafíos y proyectos.
Sin embargo, aunque hayan cambiado muchas cosas, el tema crítico que sufrimos todas las mujeres en algún momento de nuestras vidas, se mantiene intacto: ¡No estoy conforme con mi cuerpo!
Siempre me sucede en esta época, cuando sin querer me veo al espejo y no puedo creer lo mucho que devoré en el invierno pasado. Podría jurar que he masticado más hidratos de carbono en este último tiempo que en toda mi vida, por eso es que ninguna camisa me cierra ni encuentro pantalón que logre superar el diámetro de mis caderas.
De verdad he probado todo: empecé un miércoles para romper con la tradición del lunes, durante cuatro días comí sólo manzanas y litros de agua mineral sin gas, seguí los tiempos de la luna y hasta disocié mis comidas. Asistí a grupos de autoayuda, comencé el gimnasio (aunque no haya ido a más de dos clases), pensé que lo mejor seria adquirir una máquina caminadora y me autorregalé una. En una oportunidad invertí fortunas para reducir el diámetro de mi abdomen, hice Pilates y hasta medité imaginándome delgada.
Intenté con batidos y suplementos dietarios, hice dieta líquida, corrí un par de kilómetros y visité a una nutricionista; pero los únicos resultados obtenidos hasta el momento se limitan a, un aguinaldo entero para renovar el vestidor y la adquisición de fajas, bodys y derivados, para intentar ocultar esos centímetros de más de mis piernas.
¡Me cansé! Odio mi cuerpo y las muchas veces al día que me pide alimento el muy guacho!
No me gusta nada la idea de aceptarme tal cual soy pero, como no encuentro solución a mi problema, tendré que acomodarme entre estos kilos de más que me hacen ver bastante más “fuertecita” que de costumbre y de paso, tendré que renovar mi guardarropa porque por el momento y mal que me pese, no puedo negarme a un kilo de helado y chocolates varios en una noche lluviosa o una cervecita veraniega al atardecer.
Próximamente tendré que idear un plan B a tanto “rollito” acumulado. Pero, por ahora, mis opciones se reducen a archivar el bikini para el próximo verano y amigarme con el pareo que “ todo lo cubre”, u optar por la moda hippie y gastar sumas considerables de dinero en la adquisición de camisolas, vestidos anchos y polleras eternas para esconder tanto kilo de más en este cuerpo.
Por lo pronto y hasta que resuelva qué hacer con mi cuerpo y con mi vida, dejaré de mirarme en el maldito espejo inquisidor y me apuraré para llegar temprano a casa de Mechi que, dicho sea de paso, me está esperando con una exquisita tarta de duraznos para tomarnos unos mates juntas. Qué se le va a hacer, es lo que hay por estos lados señoras...

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 16 de Enero de 2010)

¿Ellas dicen que cocinan mejor?

No conozco mujer que admita, hoy en día, que cocina mejor que el hombre porque a decir verdad, no tengo el gusto de conocer muchas mujeres que disfruten de hacerlo además de mi octogenaria abuela y mi tía solterona que ha soplado 70 velitas en su último cumpleaños.
Mi generación y la de mi madre, ya no disfruta como antaño de las tareas culinarias porque, cómo es que deberíamos disfrutarlo y por lo tanto ser expertas en el tema si, además de cocinar día y noche para nuestros maridos e hijos, ocupamos puestos jerárquicos, escribimos best sellers y colaboramos con actividades sin fines de lucro. Somos amantes, mamás, amigas, hermanas y disfrutamos de ir al spa y a la peluquería una vez al mes. Nos gusta ir al cine, al teatro y salir de “Shopping” de vez en cuando. Hacemos deporte para vernos bonitas y asumimos la dieta que haga falta para bajar esos molestos kilitos de más.
Lentamente, nos hemos convertido en mujeres multifacéticas que “preferimos no queremos el perder tiempo en tareas culinarias” para nuestra prole. Y, a cambio, nos hicimos compinches del delivery de turno, conocemos de memoria la carta del lugar de comida por kilo del barrio y tenemos nuestra propia lista de trattorias, pizzerías y comidas rápidas pegada en la heladera, para “marchar” cualquier plato en cuestión de segundos.
Aceptamos entonces que no cocinamos mejor que nuestros hombres porque si ellos deciden encarar esta actividad, lo harán una única vez en la semana y como excepción, poniéndole todo el esfuerzo y la dedicación que se pone cuando uno realiza una actividad esporádicamente.
Ahora bien, cuando tenemos niños hambrientos y maridos cansados, familias multitudinarias y amigos que llegan a casa de sorpresa, ya no se disfruta del papel de cocinera y entonces, para evitarlo, buscamos en nuestro directorio y con la ayuda del milagroso inalámbrico, suplicamos que nos traigan alguna comida que cumpla con tres requisitos básicos: sano, rico y diferente de lo que pedimos el día anterior para no cansar a los comensales, quienes en definitiva, no preguntarán de dónde vino la comida sino que deglutirán en segundos el plato, argumentando lo “bien” que se come en casa todos los días. Que quieren que les diga… yo brindo por eso, llena de felicidad.

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 9 de Enero de 2010)

¡Ellos dicen que manejan mejor…permítanme dudarlo!

Una de las cosas que ellos juran hacer mejor que nosotras es, sin lugar a dudas, el conducir vehículos.
Ante esto, sobradas son las afirmaciones y teorías masculinas que proclaman por ejemplo, que en un auto de mujer los espejos están de adorno (porque no sabemos usarlos) o que estacionar el auto entre otros dos vehículos, es tarea imposible para una dama.
Hay también teorías que afirman que ninguna de nosotras entiende que hay que ponerle agua al auto y que advertimos esta realidad, cuando el automóvil por fin está fundido otros cuestionan nuestra postura al volantes, afirmando que es inconcebible preguntándose una y otra vez como es que hacemos maniobras de manejo si no podemos despegarnos mas de 5 centímetros del parabrisas.
Están también los que dicen que jamás le darían el auto a una mujer y que si descubren una al volante, en lo primero que piensan es en huir rápidamente. Algunos otros sugieren que, cuando ellos son acompañantes, es mejor no hablarnos ni sugerir “música” porque solo ayudará a que cometamos una catástrofe automovilística.
Sin embargo y lejos de los pronósticos, teorías y afirmaciones masculinas, a mi entender prejuiciosas, estoy convencida que el error no radica en nosotras ni en nuestro desempeño como conductoras sino, mas bien, en la tarea de quien nos enseñó el arte del manejo.
¡Aja! Interesante cuestión mis queridas congéneres, si consideramos que en la mayoría de los casos (por no decir la totalidad) quienes enseñan a manejar son los hombres y nosotras, sus alumnas responsables.
Entonces me permito reflexionar y pienso que quizás la culpa es de quien alimenta el animal, es decir, el mismísimo catedrático de sexo masculino que alguna vez decidió enseñarnos a manejar.
¡Definitivamente la culpa NO es nuestra, muchachos! Sólo acatamos órdenes desde el primer día del cursito acelerado…pero ¿Acaso no es eso lo que siempre esperaron de nosotras? ¡Mi más sentido pésame!

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 2 de Enero de 2010)

Ahora de vuelta...

Ok, lo admito...me tomé unas largas vacaciones. Lo bueno de todo esto es que no me olvidé de Humor Rosa...por el contrario, estuve trabajando arduamente en un proyecto que lo incluye 100%.
Pero, hasta que pueda darles más detalles, me limitaré a decirles que escribí mucho, descansé una sola semanita, me puse al día con manjares y bebidas exóticas y medité lo suficiente como para encarar este 2010 de manera positiva y energizada.
Así es que, acá estoy nuevamente, mostrándoles todo (o parte) del material producido.
Después de la Nota Central que me llenó de felicidad y orgullo (Miles de Gracias Marisa!!!) han venido algunas más que paso a publicar a continuación.
Mientras tanto...para las que preguntaron...está en camino el librito tantas veces soñado...si me duermo, por favor despiértenme así llega cuanto antes!
Los quiero siempre...ahora de vuelta...
YO.

Depresiones de fin de año



Últimos días del 2009 y con este fin de año se me amontonan, inevitablemente, todos los balances posibles. Aunque no quiera, los hago mientras estoy en la ducha, cuando preparo el desayuno, ni bien termino de almorzar y por supuesto, un rato antes de dormir. Me persiguen por todas partes, recordándome entre otras cosas que:
* Pagué doce meses de gym por adelantado para ir únicamente a las primeras 3 clases.
* Todavía me debo la oportunidad de bajar estos 7 kilos de más que vengo arrastrando por años.
* Tengo que ponerme a buscar un trabajo como la gente para dejar de lidiar con mi jefe cascarrabias.
* Todavía no entregué el trabajo final y que, por lo tanto, nunca voy a recibirme.
* Ya es momento de encontrar un buen hombre que sepa lo que quiere para los próximos tres meses (siendo exagerada)
* A partir de marzo ahorro, como mínimo, $100 por mes para tener las merecidas vacaciones.
* No volveré a gastar $1200 en un par de zapatos para no usarlos más de una noche.
* Cada vez que tenga “angustia oral” dejaré el helado y preferiré un kilo de manzanas.
* Definitivamente tengo que encontrar el psicólogo adecuado para poder ser un poquitito más feliz.

*Si no consigo el psicólogo indicado empezaré con yoga, meditación, Reiki o lo que sea que me de un poco de paz a tanto quilombo.
* Mi hermana me tiene repodrida con sus problemas y con su ser “centro del universo” asíque en el 2010 tomo si o si, cartas en el asunto.
* En marzo empiezo a buscar un depto como la gente porque el vecino de arriba me tiene harta con sus “ruiditos obscenos de medianoche”.
* Como sea, voy a comprarme una compu nueva porque la que tengo ahora tiene un problemita con la A que me está volviendo loca, y si no lo hago, voy a tener que dejar de escribirles, algo que no me permitiría, porque me encanta!!! Epa, sin quererlo encontré algo que de verdad me encanta! Y bue…algo positivo tenía que tener este año, chin chin para todas!!!

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el Suplemento Mujeres al Día del Diario Día a Día - Diciembre de 2009)

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)