ESE AMOR QUE TODOS NECESITAMOS...

Independientemente de lo mucho o poco que lo expresen. Y dejando de lado los desplantes habituales que nos hacen cada vez que intentamos hablarles mientras están mirando la TV, ellos necesitan del amor para subsistir.
Por nuestra parte y al margen de lo muy feministas o machistas que seamos, y pasando por alto el tema de la caballerosidad masculina y las necesidades femeninas que viven chocando unas con otras, todas nosotras también necesitamos del amor para respirar día a día.
Es que existe un punto invisible en nuestro camino que nos provoca un clik mental obligándonos a mirar para atrás. En ese momento, por lo general revivimos aquellas cosas especiales, el abrazo que nos dio nuestro primer amor aunque después nos haya engañado con nuestra mejor amiga, aquella carta empapada en perfume, aquellas primeras cinco letras que nos transformaron (Te amo) y aquel primer beso que, aunque robado, significó mucho.
Ellos recordarán la primera vez como un acto de valentía, aquella muchachita deseada por el curso entero que sólo a ellos les aceptó la invitación a salir, esa carta de amor firmada por una enamorada anónima y por qué no, aquella primera novia del barrio.
Como sea, y con diferencias lógicas, todos estamos en la misma. Ellos sin decirlo demasiado, nosotras repitiéndolo todo el tiempo. Ellos negándolo a rajatabla, nosotras aceptándolo aunque luego nos critiquen por semanas, ellos escondiéndolo de su madre, nosotras confesándolo permanentemente.
Diferentes pero idénticos en necesidades.
El amor, por muy cursi que suene, alguna vez nos toca la puerta de casa, entra como ráfaga y se acomoda en nuestra agenda diaria.
Cuando está y es real, las mujeres aceptamos domingos de fútbol aunque eso nos provoque acidez estomacal y ellos, aceptarán de vez en cuando un día de Shopping.
Nosotras aceptaremos sonreírle a nuestra suegra rompe pelotas y ellos harán su parte con nuestras madres absorbentes.
Ellos pondrán en juego su masculinidad y alguna vez, nos enviarán un ramo de rosas rojas y nosotras haremos tripa corazón por ser el hazmerreír del barrio, y les plantaremos en la puerta de la casa un pasacalle felicitándolo por su último logro.
De vez en cuando llorarán con nosotras y hasta nos irán a comprar un chocolate con leche en medio de la noche y nosotras correremos a la farmacia un domingo a las tres de la madrigada porque el Sr. está con terrible resaca.
Cuando ese amor llegue para quedarse, ellos dejarán de lado su machismo empedernido y reservarán una mesa en algún buen restaurante. Nosotras, les escribiremos cartas o les recordaremos una y otra vez lo mucho que los amamos. Ellos pedirán casamiento inminente y nosotras, como buenas mariconas que somos, entre lágrimas responderemos afirmativamente (siempre que haya viento a favor por supuesto) y entonces nos encontraremos en el altar los dos, pensando en las miles de veces que juramos no casarnos por descreer del matrimonio. Claro que ellos, pensarán lo mismo que nosotras pero entenderán que, cuando llega el amor, ese que todos necesitamos, el final es uno sólo, por lo menos por los próximos tres años en los que no podremos divorciarnos legalmente. (Siempre es bueno ser precavida, ¿No?)

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - 2010)

25 verdades femeninas




  1. Asumamos de una vez y para siempre, que no estamos hinchadas porque nos vino, estamos gordas y punto.


  2. Que no somos el sexo débil y que sólo sostenemos esa hipótesis, cuando necesitamos un abrazo o queremos que nos abran la puerta del auto.


  3. Que por mucho que lo intentemos, con los únicos que nos llevaremos bien será con nuestros suegros. ¡Suegras abstenerse!


  4. Que ser madres nos vuelve algo paranoicas, temerosas, inseguras y de paso también, nos deja unos kilos de más que no bajaremos nunca.


  5. Que un buen escote, predispone al interlocutor positivamente. Siempre que sea un hombre, claro.


  6. Que aunque odiemos sus tardes de fútbol, siempre terminamos lavando las mugrosas medias que usaron en el partido.


  7. Que creamos que si comemos menos en frente a ellos, aparentaremos mayor delgadez.


  8. Que en una juntada de amigas desperdiciaremos el 90% del tiempo, en sacadas de cuero al “ex” de momento.


  9. Que ni bien pasamos los 25 y aunque lo neguemos, gastamos cantidades industriales de dinero en cremas anti-edad.


  10. Que cada vez que decimos -Mirá que lindo ese vestidito, mi amor- estamos queriendo decir -Tomá nota que se acerca mi cumpleaños, mi vida-


  11. Por mucho que lo intentemos, nunca podremos pasar de un colorado a un rubio ceniza, sin previas visitas a la peluquería.


  12. La depilación con cera es extremadamente más dolorosa, pero también más duradera.


  13. Los dolores femeninos son terribles pero, a veces, nos vienen bien para arremeter contra una jornada laboral extenuante.


  14. El parto es lo más doloroso del mundo pero nos llena de felicidad.


  15. Cuando queremos, podemos dominarlos sin control.


  16. Las suegras, por muy bondadosas que sean, siempre nos harán la vida imposible.


  17. Las raíces por falta de tintura, son patéticas.


  18. El maquillaje hace milagros que no pueden conseguirse de otra manera.


  19. Aunque haya mucha cirugía, no conseguiremos sentirnos más jóvenes.


  20. Por más bueno que sea, después del primer año de convivencia dejará de cambiar el rollo de papel higiénico cuando se acabe.


  21. Aunque no lo aceptemos, siempre se duerme mejor si monopolizamos el sommier, de vez en cuando.


  22. Por mucho que reneguemos, disfrutamos de despertarnos a la madrugada para alimentar a nuestros hijos.


  23. En la mayoría de los casos, somos un desastre frente al volante.


  24. Nos encanta criticar a las demás, para sentirnos mejores nosotras mismas.


  25. Somos celosas por naturaleza y aunque lo neguemos a rajatabla.


Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - 2010)

Pájaro que comió...


Muchos dicen que “pájaro que comió voló”. Yo digo a mi pesar que efectivamente ese dicho popular tiene mucho, por no decir muchísimo, de veracidad.
Por supuesto que cada uno tiene sus tiempos y sus tácticas premeditadas pero, a decir verdad, cuando ellos encuentran lo que andan buscando, justo en el momento en el que comienzan a saborear el placer de la victoria, pegan el portazo y “a otra cosa mariposa”. No caben dudas.
Juro que quise creer en que mi propia experiencia me iba a revelar lo contrario a aquella afirmación drástica. Estaba decidida a demostrarles a mis amigas (solteras como yo) que no todos los hombres son abandónicos por naturaleza, pero no, sólo sigo confirmándolo mal que me pese.
Puede que algunos permanezcan algo más de tiempo, es cierto, puede que hasta comience a encariñarse con tu sommier recién adquirido gracias a esa financiación salvadora, puede que hasta alguna vez se le haya cruzado por la cabeza la idea de probar la convivencia de una vez por todas, pero a la larga o a la corta, se marchan dejando atrás el mero recuerdo de algunos días compartidos y buena cama.
Ok, lo entendí muchachos, no jodo más, pero ahora seré yo quien coma y se largue del todo. No pretendan compromisos, ni pedidos, ni demostraciones. A partir de hoy voy por mi objetivo y aténganse a las consecuencias.
No, no es venganza cachorro, es sólo un cambio de parecer para salir airosa de relaciones esporádicas que tanto cansan. No, tampoco es feminismo empedernido, tan sólo algo de “reivindicación” y de paso, nuevas alternativas.
Insisto querido, la venganza no está presente sino más bien algo de orgullo y como siempre “la frente en alto por la vida”, mientras vos te dedicás a alimentar tus estadísticas de abandono y tus pocas ganas de empezar algo “serio”.
Por lo demás, pónganse los cinturones porque vamos en picada mis queridas congéneres.
Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - 2010)

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)