Cuando adquirimos nuevamente el estado civil “solteras por abandono”, comenzamos a transitar el tedioso camino de la catarsis femenina: preparamos nuestros lagrimales para poder llorar a mares durante semanas sin riesgo de deshidratación, miramos el teléfono más de 25 veces al día para chequear si funciona correctamente y si además tiene llamadas perdidas del susodicho, ingerimos cantidades industriales de chocolates y helado, obviamos por unos días el aseo personal y repasamos una y otra vez el primer beso idealizándolo.Sin embargo, luego de unas semanas devastadoras, damos el puntapié necesario para comenzar con “la típica venganza”: visitamos asiduamente la peluquería en la búsqueda del cambio de look adecuado, pagamos un año de gimnasio, perdemos peso, compramos remeras escotadas, visitamos un spa y prometemos que dejaremos de comernos las uñas para siempre.
Ellos en cambio, comienzan a hacer vida de solteros y la pasan bomba, salen diariamente con sus amigotes, beben alcohol en exceso, se ponen al día en temas de “levante” y comienzan una relación sin compromisos hasta aquel día en que “por casualidad” nos cruzamos en una fiesta de un amigo en común.
Azorados, advierten nuestro cambio de look y lo lindas que estamos y pretenderán marcar territorio intentando reconquistarnos. Para ese momento, nosotras nos dedicamos a hablar pestes de ellos y hasta abrimos un blog para escarcharlos públicamente, decidiendo que lo más acertado será buscar un nuevo galancito, porque juramos “no volver” aunque sigamos amándolos perdidamente.
¿Y entonces…? Sí, definitivamente ellos “disfrutan más” pero claramente, nosotras “disfrutamos mejor” ¡Un punto a favor teníamos que tener!
Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 10 de Octubre de 2009)
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