- Cuando mis amigas me acercan hasta casa en el asiento trasero del auto de su novio y me piden que vaya al medio “así charlamos en el camino”.
- Cuando quiero comer pizza y tengo que pedir una enterita porque todavía no hacen delivery por 2 porciones.
- Cuando, en los casamientos, me ubican en la mesa de los solteros rodeada de niños púberes con sus rostros llenos de acné y demasiada cara de “ganas”.
- Cuando espero en el semáforo y pasa el chico ofreciéndome flores (Querido... ¿no te das cuenta que es muy triste regalarme flores a mí misma?)
- La noche antes de mi cumpleaños, porque siempre la paso sola, comiendo kilos de helado y viendo una temporada completa de Sex and The City.
- Cuando deliro con la idea de hacerles jurar a mis amigos varones que si a los 40 no estoy casada, alguno tendrá que “hacerme el favorcito”.
- Cuando en las invitaciones de casamientos ponen mi nombre sólo, o lo que es peor, el apellido de la familia para hacerme sentir mejor.
- Cuando mi mamá siente la necesidad de preguntarme hasta cuando voy a estar sola porque “ya es hora de que formalices con alguno, nena”.
- Cuando voy al súper y soy víctima de las promociones dos por uno que, definitivamente, no me sirven.
- Cuando quiero acceder a promociones en “base doble” y me veo imposibilitada por ser “sola”.
- Cuando sumo un nombre más a la lista de hombres que prometieron llamarme y jamás lo hicieron.
- Cuando una de mis amigas solteras me cuenta con bombos y platillos que conoció a alguien “alucinante” y podría pensar seriamente el asunto de la convivencia.
- Cuando organizan asado en el trabajo y algún desubicado pregunta si es con parejas incluido.
- Cuando me siento en un bar y la muy descarada de la moza me pregunta si me toma el pedido o si estoy esperando a alguien (que nunca llegará)
- Cuando todas mis amigas se ponen de acuerdo para salir el viernes por la noche conmigo, porque el sábado es salida con novios.
- Cuando mi mamá me invita a las tardes de té que organizan con sus amigas de cincuenta, sábado de por medio.
- Cuando me enfermo, porque nunca está ese buen hombre que te trae el desayuno a la cama si tenés unas líneas de fiebre.
- Definitivamente, cuando por fin decido salir a “reventar la noche” y a la primera persona que me cruzo en el bar de siempre es a mi ex, de la mano de su flamante nueva novia, que promedia los 22 y se acaba de hacer las lolas.
Sola!
Existen algunos momentos (por no decir todos) en los que indefectiblemente me siento “agriamente” sola:
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Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)
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