¿Ellas dicen que cocinan mejor?

No conozco mujer que admita, hoy en día, que cocina mejor que el hombre porque a decir verdad, no tengo el gusto de conocer muchas mujeres que disfruten de hacerlo además de mi octogenaria abuela y mi tía solterona que ha soplado 70 velitas en su último cumpleaños.
Mi generación y la de mi madre, ya no disfruta como antaño de las tareas culinarias porque, cómo es que deberíamos disfrutarlo y por lo tanto ser expertas en el tema si, además de cocinar día y noche para nuestros maridos e hijos, ocupamos puestos jerárquicos, escribimos best sellers y colaboramos con actividades sin fines de lucro. Somos amantes, mamás, amigas, hermanas y disfrutamos de ir al spa y a la peluquería una vez al mes. Nos gusta ir al cine, al teatro y salir de “Shopping” de vez en cuando. Hacemos deporte para vernos bonitas y asumimos la dieta que haga falta para bajar esos molestos kilitos de más.
Lentamente, nos hemos convertido en mujeres multifacéticas que “preferimos no queremos el perder tiempo en tareas culinarias” para nuestra prole. Y, a cambio, nos hicimos compinches del delivery de turno, conocemos de memoria la carta del lugar de comida por kilo del barrio y tenemos nuestra propia lista de trattorias, pizzerías y comidas rápidas pegada en la heladera, para “marchar” cualquier plato en cuestión de segundos.
Aceptamos entonces que no cocinamos mejor que nuestros hombres porque si ellos deciden encarar esta actividad, lo harán una única vez en la semana y como excepción, poniéndole todo el esfuerzo y la dedicación que se pone cuando uno realiza una actividad esporádicamente.
Ahora bien, cuando tenemos niños hambrientos y maridos cansados, familias multitudinarias y amigos que llegan a casa de sorpresa, ya no se disfruta del papel de cocinera y entonces, para evitarlo, buscamos en nuestro directorio y con la ayuda del milagroso inalámbrico, suplicamos que nos traigan alguna comida que cumpla con tres requisitos básicos: sano, rico y diferente de lo que pedimos el día anterior para no cansar a los comensales, quienes en definitiva, no preguntarán de dónde vino la comida sino que deglutirán en segundos el plato, argumentando lo “bien” que se come en casa todos los días. Que quieren que les diga… yo brindo por eso, llena de felicidad.

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Sábado 9 de Enero de 2010)

No hay comentarios:

Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)