Basta de terceros ¿Ok?

Me cansé de tu vieja, me tiene harta. Primero fui una cómoda que lo único que quería era “engancharte con el casamiento” porque sabía que con vos “me paraba” para el resto del viaje y me podía dedicar tranquilamente a “mi arte” sin tener que pagar una factura.
Como no pudo convencerte se “ablandó” conmigo durante unas semanas hasta que le dije que no quería tener hijos por los próximos tres años como mínimo. En ese mismísimo momento me convertí en una frívola sin remedio y comenzó a tomarse el asunto a modo personal. En el medio, como si fuera poco, mi mamá intentando convencerme para que quede embarazada, por mi “ser mujer”, por mi edad, por mi propio futuro.
Cuando por fin me las saqué de encima a las dos, el problema comenzó porque triunfé con “mi arte” y empecé a ganar más platita que vos, entonces el reproche se hizo constante. Que te hago sentir menos hombre, que a mi lado vos te sentís un inútil, que te opaco al frente de todos, etcéteras y más etcéteras hasta terminar con mi paciencia bastante trabajada.
Un buen día, las mandé a la mierda a las dos: madre y suegra por igual para que me dejen de romper las pelotas con tantos “deber ser” que intentaron inculcarme. Obtuve mis beneficios, es cierto pero a la larga comenzamos a pelear nuevamente.
Cuando quedé embarazada el problema resurgió debido al nombre de la futura criatura, porque ¿Cómo le iba a poner a mi hijo otro nombre que no fuera el tuyo? ¿Y cómo no? Me preguntaba yo, si es un ser humano distinto que no tiene por qué acarrear historias familiares eternas.
Cuando nació el bebé fui una descorazonada por no renunciar a mis aspiraciones laborales y quedarme en casa como Dios manda… ¿Dios manda eso? Pero por favor…
Que la niñera no era lo suficientemente buena, que el nene necesitaba más tiempo con la familia, que no las dejaba hacer su vida cuando quería que ellas lo cuidaran, que soy mala madre, mala esposa, mala trabajadora…y que todo lo que hago lo hago mal.
Ok, me cansé! Y estoy 100% cansada, no un poco cansada.
Ya no acepto críticas constructivas, ni de las otras. No quiero escucharlas más, ni a tu vieja ni a la mía y no acepto que escuches opiniones ajenas ¿Me entendés? Las decisiones son nuestras, y digo nuestras y digo tuyas y mías, de los dos, de la pareja. No hay madre, ni suegra que opine.
Si soy mala madre o no, me lo dirá mi propia conciencia algún día y los que quieran opinar que opinen pero que a mí no me rompan más las pelotas con deberes y obligaciones.
Si tu viejo y el mío no las escuchan problema de ellas, pero a mí que no me jodan más ¿Está claro?
¿Cómo? ¿Por qué te lo digo a vos con voz de enojada? Porque me cansé. Saturada, asqueada, aturdida y harta me siento.
Los de afuera son de palo te guste o no, lo que tengas para decir, me lo decís a mí en la cara, por mail, por Factbook, por msn o por el medio de comunicación que más te guste, pero a mí solita. No quiero terceros que sólo opinan porque opinar no cuesta plata.
Hasta acá llegué, los que quieran hablar que hablen, pero yo no los escucho más ¿Entendiste?

¿Me estás jodiendo? ¿Qué parte de “basta” no entendés? No quiero saber que opin tu mamá de que nos vayamos de “mini luna de miel” los dos solos. Si vos no querés me voy sola, pero definilo ya mismo porque mañana voy a sacar los pasajes.

Ups mi amor, mi vidita, mi sol… me acaba de llamar la niñera, dice que no puede quedarse con el bebé los cuatro días. ¿Qué hacemos?, ¿le pedimos a tu vieja o a la mía que lo cuiden? Gordi… ¿Por qué me mirás con esa cara de enojado? ¿Dije algo malo?

Por Julieta Gáname (Texto publicado en el suplemento "Mujeres al día" del diario Día a Día - Septiembre 2010)

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Como para encontrarle la vuelta al mundial!!! (se hace lo que se puede chicas!!!)